PESO ANCESTRAL
Tú me dijiste: no lloró mi padre;
tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
no han llorado los hombres de mi raza,
eran de acero.
Así diciendo te brotó una lágrima
y me cayó en la boca... más veneno.
Yo no he bebido nunca en otro vaso
así pequeño.
Débil mujer, pobre mujer que entiende,
dolor de siglos conocí al beberlo:
¡Oh, el alma mía soportar no puede
todo su peso!
tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
no han llorado los hombres de mi raza,
eran de acero.
Así diciendo te brotó una lágrima
y me cayó en la boca... más veneno.
Yo no he bebido nunca en otro vaso
así pequeño.
Débil mujer, pobre mujer que entiende,
dolor de siglos conocí al beberlo:
¡Oh, el alma mía soportar no puede
todo su peso!
La poeta argentina Alfonsina Storni (1892–1938) nació en la Suiza italiana pero vivió su niñez a partir de los cuatro años en las provincias argentinas de San Juan y Santa Fe. Pasó posteriormente a Buenos Aires a vivir, y se dedicó al periodismo, escribiendo para La Nación bajo el seudónimo «Tao-Lao». En libros como La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente(1919), Languidez (1920) y Ocre (1925), el tono de su poesía es amargo y burlón. Son los versos de una mujer que se siente humillada, vencida, torturada. De El dulce daño es el poema «Tú me quieres blanca», uno de sus más conocidos y populares, en el que reacciona con indignación ante las expectativas de castidad y pureza en la mujer, expectativas impuestas por el hombre, sin que éstas sean recíprocas. «Peso ancestral» viene de la colección Irremediablemente , que también contiene los célebres versos de Storni: «Hombre pequeñito, hombre pequeñito,/suelta a tu canario que quiere volar... /yo soy el canario, hombre pequeñito, déjame saltar». En obras posteriores, como El mundo de siete pozos(1934), publicado después de dos viajes a Europa, Storni rompe con su obra anterior, y emprende un nuevo tipo de estilo poético, de versos libres, lleno de simbolismo. Un día de octubre de 1938, ante la certeza de su cercana muerte a causa de la enfermedad que padecía, la poeta escribió un poema titulado «Voy a dormir», lo envió al diario La Nación , y se lanzó al mar. Este poema perdura en la entrañable canción popular argentina, «Alfonsina y el mar»